Con más de 1100 metros de altitud y un perfil muy escarpado, la sierra de Bèrnia, conforma una barrera de 9 km de roca calcárea que separa física, climática y botanicamente las comarcas de la Marina Baja y de la Marina Alta. La gran altitud que alcanzan estas montañas, su diversidad ecológica y morfológica, y proximidad al mar, son lo principales factores que contribuyen a la existencia de numerosos hábitats y especies de flora y fauna, entre los que se incluyen numerosas especies endémicas.
En este magnífico recorrido utilizaremos el PR-CV 7, que sirve para dar la vuelta a la sierra. Partiremos desde el norte, en Cases de Bèrnia, para tomar el PR-CV 7 con dirección al Forat de Bèrnia, este paso excavado en la roca permite la comunicación entre las dos vertientes. Al recorrer los escasos 20 metros del Forat se observa un cambio radical en el paisaje. Al norte observamos un paisaje forestal con sierras aterrazadas, antiguamente ocupadas por cultivos de secano. En la cara sur la vista es imponente por la presencia del valle de Guadalest y la bahía de Altea, y donde se puede apreciar con bastante evidencia las secuelas de la voracidad urbanística, implacable en este entorno de gran belleza, donde predomina el cultivo de frutales como naranjos y nísperos.
Tras el paso del Forat, recorreremos la estrecha senda que transcurre por el flanco sur, desviándonos después hacia el collado del Portixol, punto clave para ganar la cima de Bèrnia. Desde el punto más elevado de la sierra, bajaremos hasta las ruinas de la fortificación del Fort de Bèrnia, continuando por el PR-CV 7 para dar la vuelta completa a la montaña, alcanzando así nuevamente Cases de Bèrnia, punto de partida de esta aconsejable actividad.
Bonita excursión por uno de los paisajes más notables de la Comunidad Valenciana. Con calor se desaconseja cualquier tipo de actividad por la zona.
Cases de Bèrnia (630 m).
Tomamos el PR-CV 7 en dirección a la Font de Cabanes o de Bèrnia (SE). Al principio caminamos por asfalto para más adelante transitar por pista de tierra. Podemos observar el collado del Portixol, paso clave que utilizaremos para ganar la cumbre de Bèrnia por la vertiente opuesta a nuestra posición.
En poco tiempo alcanzamos la Font de Bèrnia, un cartel informativo de "agua no potable" desaconseja el uso de la misma, nosotros hicimos caso omiso a esta indicación y llenamos nuestras botellas aquí (nada nos pasó tras su ingesta). Subiremos por las escaleras que se hallan al lado de la fuente, siguiendo las indicaciones que llevan al Fort de Bèrnia por el Forat.
Empezamos a ascender por la senda marcada por el PR-CV 7.
Ganamos altura con clara tendencia a la base de las paredes que se alzan por encima de nosotros.
Llegamos a un abrigo natural. Cuevas como esta, llamadas "Els Sesters" (Los Sesteaderos), eran usadas antiguamente para proteger al ganado del sol en las horas centrales del día.
Continuamos caminando hacia el sureste sin pérdida alguna.
Forat de Bèrnia.
Alcanzamos este singular pasadizo de unos 20 metros de longitud excavado en la roca, comunica ambas vertientes de la sierra a través de su angosto agujero, siendo utilizado desde siempre por los pastores de la zona en busca de pastos más frescos o la protección del ganado frente al implacable sol estival.
Atravesamos el angosto túnel, que nos lleva de la mortecina luz de la cara norte, a la cálida brisa del Mediterráneo en un breve lapso de tiempo. El horizonte se abre hacia la costa, destacando Benidorm y la multitud de horrorosas urbanizaciones que afean, visual y físicamente este bello entorno. Disfrutando de las inigualables vistas desde esta atalaya, no es difícil adivinar que antaño esta zona limítrofe a la costa debió de ser preciosa, cuando carecía de las actuales cicatrices desarrolladas por los humanos.
Ya por la Solana (sur), caminamos en compañía del agradable sol que salpica el Mediterráneo.
Algo más adelante, tomamos una bifurcación a la derecha, que conduce en un corto repecho a las Pinturas Rupestres (señal indicativa).
Llegamos al Abric de la Ermita del Vicari, donde se ha levantado un enrejado para preservar las pinturas rupestres.
Desandamos el camino que nos trajo a la Ermita del Vicari para seguir al noroeste con nuestra singladura.
Abandonamos el PR-CV 7, tomando a la derecha (hito), y en dirección a dos visibles agujas, un vago sendero que discurre por una pedrera.
Un corto ascenso en varios zigzags por la ladera nos acerca al Portixol.
El Portixol (910 m).
Desde este collado se puede bajar hacia la vertiente norte (L´Ombrìa), comunicando con el tramo del PR-CV 7 que hemos utilizado inicialmente en esta ruta, y que lleva a Cases de Bèrnia. Mirando al oeste, observamos el contrafuerte que defiende la montaña por este flanco, por su lado izquierdo se intuye el punto más débil de esta muralla.
Nos acercamos a la base de la gran pared que nos cierra el paso, descubriendo una serie de puntos rojos pintados en la roca que indican el camino correcto.
Nos elevamos a través de una chimenea que nos obliga a realizar una serie de breves trepadas sin complicaciones.
Unos metros más arriba la chimenea muere en un caos de roca y vegetación, permitiéndonos llevar un paso más amable con nuestra condición de bípedos. Soberbias vistas hacia la cresta de Bèrnia y al omnipresente Mare Nostrum.
Llegamos a contactar con el ancho lomo de la cresta, divisándose al fondo la cima de Bèrnia.
Continuamos por la ladera sur, con vistas a montañas muy conocidas de la provincia de Alacant.
Posteriormente, la senda transcurre por el flanco norte, encontrándonos un paso equipado con cadena.
Volvemos a salir a la línea de cresta. Para ganar la cima tendremos que perder unos metros y alcanzar una brecha.
Una vez situados en la brecha, remontaremos la parte inicial de un corto muro con la ayuda de una cuerda fija.
Salimos de nuevo a la ancha cresta final que nos llevará al punto más elevado del recorrido.
BÈRNIA (1129 m).
Magnífico mirador hacia el Mediterráneo, las sierras circundantes y sus picos. Los bancales de cultivo se suceden entre numerosas poblaciones y edificaciones al más puro estilo levantino. A lo lejos, en la costa, emerge solemnemente desde el mar el Penyal d´Ifac.
Tras un buen rato disfrutando de las panorámicas que nos ofrece la cima de Bèrnia, continuamos al NO, emprendiendo el descenso.
Llegamos a una cuerda fija que sirve de apoyo para superar el tramo en cuestión.
Más adelante, en la cara sur de la montaña, existe otro tramo dotado con una cadena en beneficio de nuestra progresión.
Llegamos a un canchal, que nos permite un raudo descenso hacia el SO. Vemos al fondo el Coll de l´Orenga, el cual utilizaremos para dar la vuelta completa a la sierra.
Alcanzamos las ruinas del Fort de Bèrnia, levantado por orden de Felipe II en 1562. Esta fortificación, situada a 800 metros de altura, y emplazada estrategicamente, se hizo construir para prevenir las revueltas de los moriscos y defender la costa de los frecuentas ataques de los piratas berberiscos. Merodeamos y curioseamos por la zona un rato.
Dejamos atrás el Fort de Bèrnia, continuando al noroeste con nuestro descenso para llegar al Coll de l´Orenga, donde seguiremos el camino que gira bruscamente al norte. A nuestra izquierda veremos el PR-CV 48 que lleva a la población de L´Algar.
Continuamos rodeando la sierra de Bèrnia por su flanco oeste hasta llegar a visualizar la vertiente norte.
Seguimos por el PR-CV 7, completando así la vuelta completa a la sierra de Bèrnia a través de dicho sendero, terminando en el entorno de Cases de Bèrnia, punto de partida de nuestro periplo montañero por estas bellas tierras alicantinas.