LA PEDRIZA - PARQUE NACIONAL SIERRA DE GUADARRAMA
El Collado de la Dehesilla o de La Silla, como se llamaba antiguamente, divide las aguas del arroyo de la Dehesilla, al oeste, y del arroyo de Coberteros, al este; aquí confluye también la Pedriza anterior, que baja hasta Manzanares el Real, para elevarse desde este punto hacia Las Torres, máxima altura de la Pedriza posterior. Desde este amplio collado es bien visible el risco de Mataelvicial, atrayendo poderosamente con sus líneas cubistas y abstractas, cargado de un surrealismo mágico que bien podría haber servido de inspiración a artistas geniales de la talla de Miró, Dalí o Picasso. Esta enigmática rareza natural se encuentra formada por desmesurados bloques apilados que culminan en una bicéfala cima, sólo al alcance de los escaladores. La vía Mayayo o del Gran Techo es la ruta por excelencia de este risco, clásica de gran belleza y muy recomendable.
Acceso
Desde Madrid por la M-607 dirección Colmenar Viejo, para proseguir por la M-609 dirección Soto del Real y tomar más adelante la M-608 hasta el pueblo de Manzanares el Real. Nada más pasarlo a la derecha un cartel indicativo señala La Pedriza. Es importante señalar que el control de acceso (barrera) a la carretera de 7 kilómetros que lleva al aparcamiento de Canto Cochino se encuentra limitado por horarios que varían de verano a invierno.
Aproximación (1h 30 min.)
Partiendo del parking de Canto Cochino tomaremos el camino que lleva al refugio Giner de los Ríos, continuaremos al noreste hacia el Tolmo, para posteriormente elevarnos por el margen derecho del Arroyo de la Dehesilla, desembocando en el collado homónimo. Desde aquí, mirando al norte, veremos ya el risco, alcanzando su base en pocos minutos siguiendo el PR que se utiliza para realizar la integral de La Pedriza.
Material
Cuerdas dobles, 20 cintas exprés, cintas largas o cordinos, estribos y un juego de katxarros (friends), a ser posible uno de ellos de talla XXL para la parte del diedro amarillento.
Descenso
Desde la reunión que debemos montar con nuestros propios medios, bajar unos metros por el plano inclinado de la antecima hasta dar con la instalación de rápel de 60 metros que lleva hasta el suelo, o en dos de 30 metros (recomendable) si utilizamos la instalación de la R1. Otra opción bastante txanante es la de escalar el muro vertical (IV) que lleva a la cumbre este y rapelar los 55 metros que a través de la cara NE nos dejan en tierra firme.
Poco cerebro, escasa preparación y con la tozudez de un asno, esta es la carta de presentación del Komando Utópiko, lo cual no augura nada bueno. Dispuestos a acometer una nueva y arriesgada misión, implacable e inútil cómo todo aquello que realizan, estos dos energúmenos se enfrentarán a lo desconocido, utilizando para ello su amplio catálogo de disparates y txirigotas que tanto daño hace a la comunidad escaladora que sigue el dogma dictaminado de vida sana y equilibrio mental. ¿Aburrido de lo socialmente establecido?, si tu respuesta es afirmativa, no te preocupes, aquí tienes un hueco y pasa a ser uno de los nuestros; síguenos desenfadadamente y disfruta. Este es tu Blog.
MATAELVICIAL - Vía Mayayo (6a+/Ae).
LARGO 1. (6a+)
Entramos decididamente al teatro de los sueños. Percatándonos ya desde el principio que esto no va a ser un paseo, ponemos nuestros músculos, fríos aún, a trabajar duramente.
Tras los primeros metros iniciales "non stop", el diedro nos permite un ligero respiro más arriba.
Alcanzamos el tramo amarillento del diedro, donde se percibe e intuye que ha llegado la hora de batirse en la arena contra los leones. Es muy recomendable, si disponéis, portar un megakatxarro entre la ferralla que cuelga del arnés, ya que vendrá dabuten para endiñarlo en la fisura, todo ello en aras de nuestra seguridad a la hora de afrontar el futuro inmediato que pende sobre nosotros.
Sacamos sin más dilación aquello que hasta ahora se hallaba oculto, conscientes de que es el momento álgido, el cuerpo se prepara para afrontar los metros más duros y pendencieros de esta preciosa línea que, repentinamente, da un brusco giro a la verticalidad, elevando la graduación del recorrido y exigiendo la máxima eficiencia de la maquinaria muscular. Realmente el paso es bruto y obliga a apretar, sobre todo cuando sabemos que el último seguro empieza a difuminarse en la distancia, cosa que no reconforta nada en absoluto.
A la salida del diedro una estrecha repisa permite un merecido descanso, aquí resoplamos de alivio al ver un clavo, que txapamos con auténtica devoción y que ayuda bastante psicologicamente para superar el paso tonto con agarre romo de manos que llega a continuación. Con nuestra estima por las nubes alcanzamos la gratificante repisa, donde se ubica la primera reunión (argollas para rapelar).
La instantánea inferior muestra la llegada del segundo elemento de esta dislocada cordada a la R1, aún perplejo por su presencia en semejante lugar. A fecha de hoy todavía se pregunta cómo cojones subió ahí.
LARGO 2. (V/Ae)
El asunto está meridianamente claro, hay que encajarse como sardinas en lata en la tximenea y arrastrarse vilmente a lo largo de ella en dirección al muro triangular y vertical que asoma por encima de nuestras alocadas cabezas.
Lo comprobamos "in situ", genéticamente el muro está diseñado para putear a los amantes de la escalada libre, desprovisto de presa alguna, pero provisto por algún humano del desarrollo tecnológico necesario para superar esta adversa circunstancia, o sea, flamantes parabolts a prueba de misiles tierra-aire, que vienen a sustituir a los vetustos y kotxambrosos buriles que adornaban esta vieja gloria alpina pedricera.
Desde la más tierna infancia, en la que se dió alumbramiento al tonto invento de subir a las piedras por lo más txungo (leasé escalada), los estribos siempre han estado ahí, inherentes e indivisibles a este mundo paralelo a la locura. Dos cordinos unidos a varios peldaños metálicos es un artifício simple, rayando lo vulgar, pero terriblemente efectivo a la hora de desenvolverse en estos techos, donde la ley de la gravedad es patente.
Lo peor de un buen tramo sobre los estribos es la mala costumbre adquirida en poco tiempo, eso se deja notar cuando debemos abandonar la seguridad que conlleva el ir de txapa a txapa, colgando al igual que un chorizo y tenemos que salir en "free climbing" a la roca de sopetón. Es toda una bofetada con la mano abierta, no existe transición, eso solo se dió a la muerte de "Paco", el caudillo gallego que desgraciadamente sometió a este país a 40 años de dictadura y oscuridad.
Algo desamparados y huérfanos, pisamos de nuevo el granito, ¡a ver qué pasa, no sea qué me vaya a matar ahora!. ¡Milagro!, todo sigue igual bajo tus pies y aunque mal, todavía existe reacción ante la nueva situación.
Al fin algo de horizontalidad y sosiego. Llegamos a terreno amistoso, montando la R2 a la vieja usanza, consistente en algo tan fácil como pasar una cinta larga o cordino por el gran agujero dado entre un bloque de dimensiones considerables que apoya contra el bloque cimero. ¡Chapeau!.
La llegada del compañero a la reunión siempre es motivo de alegría, compartir estos momentos son la esencia pura de la vida y la amistad. Podemos subir al bloque cimero que se encuentra por encima de nosotros (IV-), teniendo en cuenta que no hay instalación de rápel en él y habrá que destreparlo. Esta aventurilla puede ser rematada ascendiendo a la cima este (recomendable), teniendo así una visión global de este maravilloso pedrusco pedricero.
Beti Aurrera. SALUD !!!.
"Solo conocemos de verdad lo nuevo, lo que de repente introduce en nuestra sensibilidad un cambio sorprendente".
MARCEL PROUST
Vídeo de Krixpín dándole kaña al techo