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TOZAL DE GUARA (2077 m)


TOZAL DE GUARA (2077 m). Subida desde Nocito - SIERRA DE GUARA (Huesca)


La Sierra de Guara es un macizo perteneciente al denominado Prepirineo, motivo por el que, frente al protagonismo del Pirineo Axial, pasó desapercibida y desconocida durante mucho tiempo. Montañeros franceses iniciaron la novedosa actividad del descenso de gargantas, descubriendo en Guara un terreno especialmente propicio para ello y dando a conocer al mundo estas tierras olvidadas. La vertiente norte sigue siendo menos conocida, mostrando espectaculares y solitarios paisajes. El Tozal de Guara es el punto culminante de esta sierra que ofrece rutas poco frecuentadas en una naturaleza casi intacta, aportándole un valor y un encanto del cual carecen, a nuestro juicio, muchos sitios más conocidos y populares entre los amantes de la montaña.

ACCESO
Viniendo desde el norte por la N-330, coger la carretera A-1604 (Lanave-Boltaña) que discurre por el Valle del Serrablo, para desviarse a Nocito. Si se viene desde el sur (Huesca) por la N-330, desviarse antes de la subida al Puerto de Monrepós, en dirección a Arguís, a continuación pasar Belsué y cruzar la Sierra de la Gabardiella hasta llegar a Nocito.

Desnivel:  1200 metros.
Horario ida y vuelta:  7 a 8 horas.

El casco urbano de este bonito pueblo está dividido en dos barrios, separados por el curso del río Guatizalema y unidos entre si por un precioso puente medieval. Sin llegar a cruzar el puente medieval empezamos a caminar por la pista en dirección sur, dejando el río a nuestra izquierda.


A unos 2 kilómetros giraremos a la izquierda (señalización) para cruzar el río y adentrarnos en el Barranco de la Pillera. Hasta este punto es posible llegar en vehículo.


Nos internamos en el angosto cañon, llegando a  atravesar el cauce hasta en ocho ocasiones. Alcanzamos así un desvío señalizado, dejando al este el Barranco de la Pillera.


Empezamos a subir caminando por un bosque caducifolio.


Ganamos altura por fuerte pendiente para cruzar un arroyo.


Más arriba salimos del bosque para llegar a un claro. Collado de Chemelosas (1386 m).


Desde el collado perdemos algo de altura haciendo un flanqueo que domina el barranco.


Reanudamos el ascenso caminando por el bosque.


Llegamos al Collado de Petreñales (1558 m).


En el collado giramos a la izquierda (señalizado).


Caminamos ahora por la vertiente sur en suave descenso.


Pasamos por la Fuente del Chinebro.


A nuestra espalda, mirando al sur, queda el pico Fragineto y el Barranco del Calcón.


Volvemos a subir, cruzando el Raso de los Hongos.


En un rellano encontramos un cartel con dos opciones para subir a la cima: por Abadejo o por la Pedriza. Elegimos la primera alternativa y giramos a la izquierda.


Siguiendo los hitos que se dispersan llegamos a la pedrera de la Canal del Abadejo.


Enlazamos con el cresterío, usando las manos para superar pequeños escarpes rocosos.


Superado un último resalte vemos cercana la cima.

TOZAL DE GUARA (2077 m).  Cansados, pero contentos, llegamos al pico más alto de la Sierra de Guara.


En la cima conocimos a unos mañikos mu majos que habían subido utilizando el camino de Can de Used para llegar hasta aquí, iban con un perro que no era suyo y que les acompañó desde Nocito. Desde luego que no era la primera vez que el animal había ascendido a la cumbre, pues nos contaron como el can los guío fielmente hasta el Tozal de Guara; hablamos un buen rato con ellos hasta que se despidieron, emprendiendo la bajada por donde nosotros habíamos subido.


Nosotros hicimos lo contrario, bajando desde la cima por donde subieron los mañikos.


Descendemos hacia el este, con vistas al Tozal de Cubilars, donde no hay que llegar; desviándonos antes a la izquierda en un amplio collado (flecha amarilla de la foto inferior).


Un gran hito nos indica el desvío hacia la otra vertiente.


Bajamos atravesando una pedrera antes de internarnos en un bosque.


Atravesamos el bosque en un pronunciado descenso hacia el norte.


Mucho más abajo conectamos con una pista que viene desde Used, para tomarla a la izquierda.


Un poco más adelante, a nuestra izquierda, vemos el Refugio de Fenales (1395 m). Nos acercamos a él.


Encontramos una fuente, lo intentamos, pero en nuestro caso no bombeaba agua.


Entramos en el interior del refugio y pudimos comprobar que se encontraba muy limpio y cuidado (cosa rara en este país).


Dejamos atrás el refugio para seguir caminando por la pista.


Tras un ligero ascenso encontramos un sendero a nuestra izquierda (señalizado) que conduce a Nocito.


Emprendemos un fuerte descenso por este sendero.


Llegamos a una bifurcación (señalización), giramos a la izquierda en dirección a Nocito.


Caminamos por un bonito paisaje, con la cara norte del Tozal de Guara a nuestra izquierda.


Llegamos a cruzar un arroyo.


Seguimos de frente hacia el Monasterio de San Úrbez.


Más adelante volvemos a encontrarnos otra bifurcación (señalizado), giramos a la izquierda.


Sin apenas desnivel nos aproximamos al pueblo.


Entramos en Nocito, recorriendo la calle principal que lleva al puente medieval.


De una de las casas aparece de repente a saludarnos el perro que acompañó a los mañikos hasta la cima, su nombre es Zebru, nos dice Tirso; su amo, un hombre afable que gesticula de una manera bastante cómica mientras habla con nosotros. Efectivamente, nos comenta que no es la primera vez que Zebru dirige una expedición al Tozal de Guara con unos extraños, esperando ser compensado por ello con algo de comida a cambio de su labor de guía local. Unos personajes de aúpa el perro y el amo, de verdad.


Tras este encuentro inesperado y muy grato, seguimos hasta el puente medieval, desde donde partimos esta mañana.


Fatigados concluimos esta bella ascensión, donde hemos recorrido de oeste a este el Tozal de Guara descubriendo sus secretos. Nos despedimos con mucha pena de este sitio fuera de lo común, fuera del mapa, alejado de la contaminada y ruidosa "civilización" que nos ahoga cada día un poco más. Aquí, en Nocito, el lugar y sus gentes nos han tratado con una humanidad y respeto acorde al aire que se respira por estas tranquilas tierras, parece como sí el silencio y el paisaje imprimieran un carácter especial a los escasos habitantes, muchos de ellos franceses, que han apostado por llevar una vida diferente. Considero que hay que ser muy valiente y decidido para "dejarlo todo" y venirse a un sitio así, lejos de todas las comodidades, para emprender  la aventura de la vida. Indiscutiblemente para ellos es el mundo, nuestro respeto y admiración más profundo. Seguid así, intentando hacer realidad vuestros sueños.  SALUD !!!.