Cresterío clásico muy interesante que nos mantendrá entretenidos unas horas por este increíble mundo de afiladas agujas graníticas. Escalada muy recomendable, que a través de la vía Rivas-Acuña a la Punta María Luisa permite progresar por la línea de cresta hasta conectar con la "Sur Directa" al Torreón de los Galayos, culminando en su estrecha y aérea cima, todo un símbolo de la escalada de la zona centro.
Será por el azar, quizá por el destino, tal vez por su escaso entendimiento o razón; el caso es que nuestros dos Superutópikos cabalgan de nuevo juntos, y fijo que no hacen nada bueno ni de provecho para la humanidad.
LARGO 1. (IV+) Comenzamos la aventurilla escalando la Punta María Luisa por la vía Rivas-Acuña. La entrada tiene diversas variantes, siendo la más interesante escalar un diedro tumbado que se encuentra por encima del vivac existente en la base de la Punta. Vamos buscando el terreno más evidente hasta llegar al pie de un murete vertical, donde montamos la primera reunión.
LARGO 2. (IV+) Salimos to tiesos por el murete para, más arriba, atravesar a la derecha, daremos con una canal por donde progresaremos con facilidad hasta llegar a una brecha que da a la otra vertiente. Montamos la R2 lazando un bloque (Si queremos complicarnos la vida algo más podemos seguir por las fisuras verticales (V+) que jalonan el murete del principio del largo).
LARGO 3. (V) Desde la reunión subimos algunos metros para flanquear horizontalmente a la izquierda y remontar un gran bloque que forma un diedro con la pared de la derecha. Alcanzamos así el pie de una placa muy vertical (reunión opcional), limitada a la derecha por un cerrado diedro. Escalamos la placa, primero hacia la derecha gracias a una fisura, y después de superar el diedro nos serviremos de otra fisura muy estrecha que nos lleva a la izquierda para superar una segunda placa. Salimos a una amplia plataforma que recorremos hasta su borde derecho, donde montamos la R3. Largo tope guapo, debemos tener ojo para echar mano de las cintas largas y evitar así el puñetero roce de las cuerdas, sino mejor montar reunión al pie de la placa vertical que se encuentra antes del diedro.
LARGO 4. (IV+) Continuamos en la vertical, atravesando luego a la derecha para situarnos debajo de una profunda tximenea orientada al este. Superarla (penoso al principio), consiguiendo salir a un espolón muy aéreo (gran ambiente) que desemboca en la cima de la Punta María Luisa. Montamos reunión en un enorme bloque con cintajos de todas las formas, tamaños y colores. A elegir!.
Ambiente soberbio y magnífico el que podemos disfrutar desde la cima de la Punta María Luisa. Nos estrechamos las manos, gozando de esta plenitud que recorre cada uno de nuestros huesos y que penetra hasta el tuétano; esto nos gusta, nos hace sentirnos vivos, LIBRES... Lejos de las ataduras cotidianas que esclavizan y someten nuestro verdadero yo.
Recogemos las cuerdas y nos disponemos a destrepar con sumo cuidado desde la cumbre hasta un bloque, este paso no es difícil, pero si bastante expuesto (vacío bajo nuestros pies). Superado este tramo da comienzo el cresterío hasta el Torreón. Dejamos a nuestra izquierda la angosta canal orientada hacia el oeste, por donde discurre la linea de rápeles de la Punta María Luisa, para acometer la escalada de la Punta Conchita.
LARGO 5. (IV) Por la vertiente del Refugio Victory escalamos por unas gradas que llevan a unos canalizos musgosos (sucio y feo), para salir cerca de la cima de la Punta Conchita. Nos desencordamos de nuevo, buscando las secciones más débiles de la cresta que nos permitan avanzar lo más deprisa posible por este anárquico mundo. Tendremos que echar mano de nuestra intuición.
Llegamos a la base de la Punta Lirios; no lo vemos claro, y buscándonos la vida la escaqueamos por la derecha, metiéndonos por un estrecho agujero por donde a duras penas pasamos. Ahora nos encontramos en la otra vertiente, ponemos pie en un gigantesco bloque empotrado, desde donde destrepamos con cuidado unos metros para ganar una ancha canal con piedras sueltas, que remontamos hasta un muro (IIIº) que lleva a otro gran bloque que descansa contra la pared sur de la Punta Innominada. Seguimos sin tenerlo muy claro, y desde este bloque descendemos con precaución alcanzando de nuevo la vertiente del Refugio Victory. Hemos dado toda la vuelta al perímetro de la Punta Lirios sin ollar su cima.
Descubrimos a nuestra derecha una canal que se eleva entre el Torreón y La Punta Innominada. Trepamos por dicha canal (un paso de IIIº) hasta la brecha que separa ambas agujas. Montamos reunión en un bloque, bajo la intimidante y vertical fisura de la vía de los Valencianos, en la cara SO del Torreón de los Galayos.
LARGO 6. (IV+) Una zancada nos lleva a un muro vertical, donde se encuentra el paso más difícil. Nos alzamos a través de un amplio canalizo progresando fácilmente hasta montar reunión. Este largo junto con el siguiente es bastante corto, así evitaremos el excesivo roce de las cuerdas.
LARGO 7. (IV+) Tiramos por una fisura vertical, cuando esta empieza a desplomar atravesamos a la derecha siviéndonos de una fisurilla horizontal que lleva a una fisura-canalizo; escalamos por ella para terminar conectando con la "Sur Directa" al Torreón a la altura de una amplia plataforma, donde montamos a placer la antepenúltima reunión, bajo el diedro del siguiente largo.
LARGO 8. (IV+) Superamos el diedro que se endereza progresivamente, luego atravesamos a la derecha mediante un paso delicadamente tontorrón - ¿Vº? - que nos deposita en una buena plataforma. Seguimos escalando por el diedro fisurado que llega desde la cima hasta otra magnífica plataforma, donde emplazamos la penúltima reunión de nuestros periplo Galayero. Long Live Rock and Roll !!!.
LARGO 9. (V) Remontamos el diedro con bellas superaciones. Al final del diedro se encuentra el "Rokanrol", donde se tira a la izquierda para coger una fisura muy vertical que puede hacernos resoplar - ¿V+? - Saldremos arrastrándonos a la brecha somital, donde aún nos queda un paso delicado; agarrándonos a una "oreja" subimos a la placa (imposible de proteger - aéreo), para ganar una fisura de manos que lleva a otra placa que conduce hasta la cima. Oigo a krixpín gritar de alegría... El muy jodío está exultantemente feliz.
Minutos más tarde piso la cima, donde me reúno con mi amigo, compartiendo esa alegría y ese contagioso estado de ánimo que no se puede explicar, que es difícil de entender por alguien ajeno a nuestro mundo, a nuestra pasión. La gran parte de mis sueños se han acumulado alrededor de las montañas, en estos bastos océanos minerales que llegan a acariciar el cielo. Nadie como el apasionado guía Gaston Rébuffat lo pudo expresar mejor: "La montaña es mi reino".
Las luces de la tarde llegan para quedarse, definitivamente envuelven el inapreciable camino que discurre por La Apretura, avisándonos de que ya es hora de regresar al mundo que dejamos abajo esta mañana. Unimos las cuerdas y las lanzamos al vacío, previamente pasadas por la instalación de rápel, nuestro cuerpo pende sobre el abismo de la cara norte realizando el vertiginoso descenso que nos deposita en La Plataforma de las Flores, donde recogemos las cuerdas para emprender el destrepe final que nos lleva a la culminación de este sueño.