TOZAL DEL MALLO Y FAJA DE LAS FLORES - Valle de Ordesa (Pirineo Aragonés).
El Valle de Ordesa es uno de los más bellos y visitados de la vertiente española del Pirineo, una maravilla natural que para su protección fue declarado como Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido el 16 de Agosto de 1918. En el año 1997 fue incluido en la lista de lugares catalogados como Patrimonio de la Humanidad.
Tozal del Mallo.
La impresionante pared contempla indiferente a la entrada del valle el transcurrir del tiempo y el paso de las cordadas que se enfrentan al reto de escalar alguna de sus prestigiosas vías de la cara sur. Esta estrecha pared es tan cautivadora que tuvo algunas infructuosas tentativas para llegar a conquistarla. Su primera ascensión la logró el gran pirineísta Jean Ravier y cuatro compañeros más en 1957.
La impresionante pared contempla indiferente a la entrada del valle el transcurrir del tiempo y el paso de las cordadas que se enfrentan al reto de escalar alguna de sus prestigiosas vías de la cara sur. Esta estrecha pared es tan cautivadora que tuvo algunas infructuosas tentativas para llegar a conquistarla. Su primera ascensión la logró el gran pirineísta Jean Ravier y cuatro compañeros más en 1957.
Faja de las Flores.
Por encima de las grandiosas paredes del Gallinero, otro lugar de peregrinación para la escalada, se encuentra la Faja de las Flores, uno de los itinerarios más atrevidos y sorprendentes que permite conocer los dos circos más característicos del valle: el de Carriata y el de Cotatuero, además de recorrer por parajes insólitos y solitarios las fajas superiores del Gallinero, en claro contraste con el verdor de los bosques, situados en la base de las murallas. Se requiere no padecer vértigo y algo de entreno montañero para superar las clavijas de acceso a los circos.
Por encima de las grandiosas paredes del Gallinero, otro lugar de peregrinación para la escalada, se encuentra la Faja de las Flores, uno de los itinerarios más atrevidos y sorprendentes que permite conocer los dos circos más característicos del valle: el de Carriata y el de Cotatuero, además de recorrer por parajes insólitos y solitarios las fajas superiores del Gallinero, en claro contraste con el verdor de los bosques, situados en la base de las murallas. Se requiere no padecer vértigo y algo de entreno montañero para superar las clavijas de acceso a los circos.
Torla es el pueblo que abre las puertas al Valle de Ordesa, desde aquí parte una carretera que en 6 kilómetros concluye en la Pradera de Ordesa, donde iniciaremos esta ruta. Hay que tener en cuenta que desde el 1 de julio al 15 de septiembre queda prohibido circular por dicha carretera, esta norma se extiende a la festividad de Semana Santa y cualquier otra fecha en la que se tenga constancia de la masiva asistencia de visitantes (conviene informarse). Para estas circunstancias existe una línea regular de autobuses que cubre el trayecto Torla - Pradera de Ordesa.
Desnivel: 1250 metros.
Tiempo ida y vuelta: de 7 a 8 horas, dependiendo de las paradas que se hagan para admirar y fotografiar este extraordinario paisaje, uno de los más bellos y afamados de todo el Pirineo.
Pradera de Ordesa (1300 m).
Desde el parking descendemos cerca de 10 minutos por la carretera para encontrar un sendero a nuestra derecha, un cartel indica hacia donde vamos a dirigir nuestros pasos: Circo de Carriata.
Desde el parking descendemos cerca de 10 minutos por la carretera para encontrar un sendero a nuestra derecha, un cartel indica hacia donde vamos a dirigir nuestros pasos: Circo de Carriata.
Remontamos en inacabables curvas el fuerte desnivel por el bosque, dejando a un lado un pequeño refugio hecho con troncos.
Salimos del bosque para encontrarnos con la impresionante proa que mira al sureste del Tozal del Mallo.
Dejamos un desvío a la derecha que conduce a la Faja Racón para cruzar el torrente del Barranco de Salarons y dirigirnos hacia el Tozal del Mallo, donde no hace falta llegar, ya que el camino gira antes a la derecha. Si os gusta el mundo de la escalada, recomiendo que os desviéis hasta la base del Tozal del Mallo, donde fliparéis un rato con los desplomes y la morfología característica de esta desconcertante pared.
Recorremos en un flanqueo a la derecha la base superior de las paredes.
Este flanqueo nos conduce al corazón del Circo de Carriata.
Antes de llegar a las clavijas un cartel indica a la derecha la alternativa a "La Fajeta", una pequeña cornisa suspendida en el vacío que dispone de un cable que contribuye a superar dicho paso, esta opción es más aérea y peligrosa que la de las clavijas con malas condiciones meteorológicas.
Seguimos hasta dar con las Clavijas de Salarons, el primer tramo es divertido y fácil.
Caminamos hacia la izquierda para encontrar el segundo tramo de clavijas, más difícil y vertical.
Tras superar las clavijas, una corta subida nos lleva a los solitarios parajes de la parte superior del Circo de Carriata. Desde aquí, dejando a un lado el sendero que se dirige a la Faja de las Flores. giramos a la izquierda para recorrer el camino que nos conducirá al Tozal del Mallo.
Un largo flanqueo por cornisas fáciles nos lleva en poco tiempo y en ligero ascenso hasta la cima.
TOZAL DEL MALLO (2254 m).
Buenas vistas de la Faja de Pelay al sur, y del Mondarruego al norte, al noroeste vemos el Pico de Otal. Recomiendo asomarse con cuidado a los abismos que se abren al sur y que miran profundamente al río Arazas, desde donde obtendremos una profunda visión de todo el valle.
Al noreste destaca nuestro próximo objetivo, la Faja de las Flores, que discurre por la mitad superior del Pico de Salarons.
Nos volvemos a poner en marcha, y desde la cima retomamos nuestros pasos hasta dar con el trazado del camino de Salarons, que asciende diagonalmente a la izquierda.
El camino está poco definido y hay que prestar atención a los hitos. En un punto dejamos el trazado que se dirige al Mondarruego y a los Llanos de Salarons, para girar radicalmente a la derecha superando una pequeña faja (hitos), que en leve ascenso lleva a una gran roca solitaria que se encuentra a escasos metros del principio de la Faja de las Flores.
FAJA DE LAS FLORES
Rebasamos el umbral que rasga los misterios de este fantástico mundo.
Rebasamos el umbral que rasga los misterios de este fantástico mundo.
Caminamos por este precioso pasillo labrado por la naturaleza a lo largo de millones de años.
Fascinados vamos caminando sin prisas, es como una ventana abierta que asoma al pasado.
Aquí arriba parece que todo ha dejado de existir, y que nos hallamos huérfanos en este planeta azul.
Pasamos por debajo de un enorme bloque que cayó, nadie sabe cuando, y que resiste el paso del tiempo en esa posición.
Hay varios vivacs en el recorrido de la faja que invitan en un futuro a subir aquí. Un precioso ideal romántico el de pernoctar al abrigo de millones de estrellas que harán de vigía de nuestros sueños.
Porque nuestros sueños no están reñidos con la realidad, todo lo contrario.
Los soñadores como nosotros no creemos en un Dios universal que dicta cual es el destino de nuestra especie, seria ridículo. Nuestro destino está allá donde nos llevan nuestros sueños.
Sé que la felicidad huye de lo material, de las modas, de lo efímero, de aquellos mercaderes que quieren poner precio a los sueños.
Porque los sueños; en realidad, no se pueden comprar, no los podemos pagar, forman parte de esa búsqueda introspectiva que cualquier persona inquieta arrastra dentro de sí, de esa rebeldía que te anima a buscar lo bello, lo sublime, de aquello que tristemente pasa inadvertido para ciertas almas empobrecidas.
Es ese inconformismo que navega a contracorriente el que nos asoma a estos inolvidables instantes que yo defino como FELICIDAD.
En un recodo del camino aparece el Taillón (ascensión UtópiKa recomendable), que visto desde el sur atemoriza bastante menos que por la poderosa vertiente norte.
Allá donde se posa nuestra mirada todo es magnífico y espectacular. En el horizonte la mágica línea fronteriza se recorta contra el cielo de un azul intenso.
Atisbamos lejana la enorme herida de la famosa Brecha de Rolando, ese formidable tajo que desgajo la roca en un pretérito y que sirve de paso natural entre países vecinos.
A la derecha de la brecha vemos El Casco.
Mucho más lejano, el codiciado Monte Perdido.
Al término de la faja descubrimos con estupor que ese cielo azul y tranquilo a cambiado de repente, amenazando aguacero. Un par de estruendosos truenos nos pone en alerta, obligándonos a bajar corriendo hacia el sureste (atención a los hitos), en dirección a la parte superior del Circo de Cotatuero.
Descendemos raudos hacia la verde pradera, por donde se descuelgan las aguas del Barranco de Millaris.
Más distante, el sonido de los truenos choca con las paredes de las montañas, multiplicando con su reverberación el efecto terrorífico de estos, cogiéndonos ya en lo alto del Circo de Cotatuero. Al final no cae ni una sola gota, alejándose la tormenta de nosotros.
Seguimos la línea de caída del agua, despeñándose desde lo alto y formando la conocida Cascada de Cotatuero.
Nos separamos del torrente, siguiendo el camino que hacia la derecha emprende este increíble descenso hasta el valle. Dando vista a las enormes paredes del Gallinero encontraremos las clavijas.
Las históricas Clavijas de Cotatuero, montadas ya en el año 1881 por habitantes de Torla, nos ayudan a superar el primer tramo, vertiginoso y aéreo.
Un segundo tramo de clavijas nos situa en una estrecha faja que seguimos hasta su finalización.
Paramos un rato para admirar la ciclópea muralla de La Fraucata.
El último tramo de clavijas nos lleva en descenso a través de una estrecha canal.
Dejamos atrás las clavijas para continuar por el impresionante camino que baja al valle.
Recorremos el bosque de soberbios ejemplares de hayas y abetos.
Mucho más abajo nos desviamos a la izquierda, encontrándonos con una pasarela que cruza el torrente, y que nos sirve como punto de observación de la Cascada de Cotatuero, que se precipita ruidosa.
El resto del camino continua en descenso hasta concluir en el valle, donde damos con el transitado camino que se dirige a la famosa cascada de la Cola de Caballo, nosotros giramos en dirección contraria, pasando por el monumento a la Virgen del Pilar, alcanzando en pocos minutos nuestro punto de partida, la Pradera de Ordesa, donde daremos por finalizada esta preciosa actividad.
La Despedida
Nosotros los errantes, que andamos siempre buscando el camino más solitario, jamás iniciamos un día donde enterramos el anterior. Nunca nos encuentra la aurora donde el poniente nos dejó. Aún cuando la tierra duerme, nosotros viajamos. Somos la simiente de una planta tenaz y, cuando maduramos a nuestra plenitud de corazón, el viento se apodera de nosotros y nos esparce.(Gibran Kahlil Gibran).