Sasso Piatto, 2964 m - Vía Ferrata Oskar Schuster (Gruppo del Sassolungo) - Dolomiti.
El imponente macizo del Sassolungo (Langkofel) causa una impresión enorme al contemplarlo desde cualquier ángulo, transmitiendo un aire de cierta severidad y rigor, pues con total seguridad forma una de las partes más marcadas de Dolomitas. Este conjunto de poderosas paredes se yergue, brusco e indomable, sobre los verdes prados del Alpe di Siusi (Seiser Alm). Dos importantes valles delimitan este bastión rocoso, el val Gardena al norte y al sur el val di Fassa, unidos por el Passo Sella, uno de los puertos míticos del Giro di Italia. La cima más elevada es el Sassolungo (3181 m), una gigantesca muralla rocosa de 2 kilómetros de longitud y de 1000 m de desnivel en su cara norte, donde encontramos vías serias reservadas a grandes alpinistas, su cumbre se conquistó el 18 de agosto de 1869 por el vienés Paul Grohmann y los guías Franz Innerkofler y Peter Salcher.
La escabrosa Forcella del Sassolungo escinde en dos el macizo, destacando al SO la irrepetible estructura de los Cinque Dita (Fünffingerspitze), la Punta Grohmann (Sasso Levante) y la Torre Innerkofler (Sas da Mesdi), todas estas montañas son accesibles solo con técnica de escalada. En el extremo más occidental, el Sasso Piatto (Plattkofel), nos ofrece la posibilidad de hollar su cima a través de la única vía ferrata del macizo, la Oskar Schuster.
Passo Sella / Jouf de Sela (2240 m).
Llegar hasta el edificio (2180 m) de donde parte el telecabina a la Forcella del Sassolungo. Desde este punto, coger el desdibujado sendero 525 que se dirige a la brecha. Impresionante panorama al frente.
Una subida fuerte por la canal pedregosa, bajo los cables del horripilante remonte, y acompañados por la impresionante imagen de los Cinque Dita, nos acerca a nuestro objetivo.
Forcella del Sassolungo / Langkofelscharte (2685 m).
Triunfo del liberalismo económico sobre la razón. Con la construcción del refugio y del edificio que alberga la llegada del telecabina, apenas han dejado espacio físico en el collado (flipante), viéndonos obligados a pasar por la terraza del refufio Toni Demetz, a la vez que coincidimos con la primera horda de ¿montañeros? que llega en el telecabina. Nadie se plantea subir a pata hasta aquí, hemos sido los únicos (todo quisqui pasa por caja). No llegamos a comprender el poco espíritu que gasta el personal por estas latitudes, ¡hostias, aquí se viene a hacer montaña!.
A nuestra izquierda se alza la prominente pared que constituye el "Pollice" (Pulgar). En el perfil derecho se erige el "Spigolo del Pollice", una de las vías de cuarto grado que lleva hasta lo más alto de esta característica punta que conforma los Cinque Dita (Fünffingerspitze).
Desde la Forcella del Sassolungo, continuamos en descenso por el sendero 525 en dirección NO, abriéndose ante nosotros el extraño valle que comunica con el refugio Vicenza al Sassolungo.
Según bajamos vemos en la pared de nuestra derecha el vertiginoso y expuesto sendero que da inicio a la vía normal al Sassolungo por la cengia dei "Fassani", abierta por G. Mayer en 1913.
Desde la Forcella del Sassolungo hasta el refugio todo el recorrido es en descenso, lo que hace muy cómodo y rápido este trecho.
Refugio Vicenza al Sassolungo / Langkofelhütte (2253 m).
Enclavado en el lado occidental de este espectacular circo de grandiosas paredes. El refugio fue construido en 1903 por la sección Vienna de la DÖAV, una organización de montaña fundada en 1873. Tras la Primera Guerra Mundial fue restaurado por la sección Vicenza de la CAI (Club Alpino Italiano).
En el refugio abandonamos el sendero 525, desviándonos al sur a través de un sendero que asciende por el angustioso Vallone del Sasso Piatto, y bajo la aplastante imagen del Dente del Sassolungo.
Un giro del camino nos lleva directamente hacia la enorme pared este del Sasso Piatto, donde vamos a encontrar la vía ferrata Oskar Schuster.
Atravesamos diagonalmente el angosto circo, subiendo en numerosos zigzags por terreno bastante erosionado los metros finales antes de llegar a la ferrata.
Echamos una mirada atrás y hacia abajo, deleitándonos con el paisaje que hemos recorrido en la aproximación desde el refugio.
Manos a la obra. El comienzo de la vía ferrata transcurre por una evidente vira que rápidamente gana en inclinación positiva, metiéndonos de lleno en la pared.
Tomamos una empinada canal colmatada de piedras sueltas.
Las paredes van cerrando nuestro paso, obligándonos a girar a la izquierda en busca de lo más factible, superando algún tramo vertical con la ayuda del cable.
Alcanzamos una brecha con un característico "cuerno" grisáceo.
Continuamos avanzando por tramos verticales equipados generosamente.
Instantánea de uno de los muchos flanqueos que conducen a terreno más fácil.
Una de las últimas dificultades de la vía ferrata consiste en la superación de un muro vertical equipado con grapas.
Alcanzamos una ancha canal que se eleva hasta lo más alto, y por la que trepamos con facilidad.
El paisaje circundante es bello y sobresaliente, con la Torre Innerkofler y el Dente entre nubes de tormenta.
La canal desemboca muy cerca de la cima, que se gana girando a la derecha.
Cruz cimera típica del lugar. Apenas encontraréis una cumbre sin este símbolo del cristianismo en Dolomitas.
Desde la cima, hacia el noreste, destaca la pesada masa del imponente Sassolungo. No nos cansamos de mirar esta brutal y colosal montaña.
Tras un largo tiempo de contemplación y soledad en la cumbre, emprendemos la bajada por la vertiente SO del Sasso Piatto. El descenso es muy rápido debido a la moderada inclinación que por aquí presenta la montaña.
Llegamos al fondo del valle antes de lo que pensábamos, girando a la izquierda para tomar un atajo que nos evita pasar por delante del refugio Sasso Piatto, algo que se nos antoja totalmente innecesario. Más adelante nos incorporamos al sentiero Federico Augusto (señalización 557), tomándolo en dirección al Passo Sella.
Antes de alcanzar de nuevo nuestro punto de partida, el sendero nos lleva a pasar bajo la impresionantes moles dolomíticas del Gruppo del Sassolungo, sirviéndonos como incomparable telón de fondo para despedirnos de este maravilloso sitio.
La Despedida
Nosotros los errantes, que andamos siempre buscando el camino más solitario, jamás iniciamos un día donde enterramos el día anterior. Nunca nos encuentra la aurora donde el poniente nos dejó. Aun cuando la tierra duerme, nosotros viajamos. Somos la simiente de una planta tenaz y, cuando maduramos a nuestra plenitud de corazón, el viento se apodera de nosotros y nos esparce.
(Gibran Kahlil Gibran).