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Llena de la Garganta (2599 m) y Llena del Bozo (2566 m)


 Llena de la Garganta (2599 m) y Llena del Bozo (2566 m) desde La Cleta - Valle de Aísa - Pirineo Occidental (Huesca).

La Llena de la Garganta y del Bozo, junto con el Aspe, forman la trilogía denominada Picos de la Garganta de Aísa, destacando claramente por encima del valle que les da cobijo. En esta ascensión utilizaremos el camino de la vía normal al Aspe, desviándonos antes hacia el NO, bajo los enormes paredones que se descuelgan de la Llena de la Garganta, alcanzando por fuerte pendiente la cima. Descenderemos paralelos a la vertiente oeste de la montaña (hitos dispersos), permaneciendo muy atentos para dar con la chimenea (paso clave) que lleva a una pedrera que está por debajo de nosotros. Un flanqueo por la base de la pared este de la Llena de la Garganta conduce al Paso de Napazal o Brecha Wallon. Desde aquí la Llena del Bozo se gana en una dura subida sin sendero, donde la parte final nos lleva a través de una estrecha faja, y tras una corta trepada por una chimenea, a desembocar a escasos metros de la cumbre. Tendremos que volver al Paso de Napazal para tomar al sur el sendero que rodea la pared oeste de la Llena de la Garganta, y que mucho más abajo, contacta con el camino que cogimos hace ya algunas horas, llevándonos de nuevo al área de La Cleta.

ACCESO

Desde la localidad de Aísa, tomar la carretera que se dirige a Aragües del Puerto para desviarse a la derecha, cogiendo un ramal que durante 10 kilómetros remonta la cabecera del río Estarrún y que finaliza ante un portón para el ganado, en la zona conocida como La Cleta. Aparcar por los alrededores.

INFOTOPÍA

Desnivel
1450 metros.

Distancia
11,5 kilómetros.

Tiempo
7 a 8 horas, ida y vuelta.

Precioso recorrido circular que nos permite conocer este increíble paraje, y de paso el bello pueblo y valle de Aísa, que por ahora se mantiene bastante intacto en comparación con la masificación rural de otros lugares. Si nos vemos con fuerzas podemos sumar el Pico de Aspe en este recorrido, completando así esta trilogía montañera.


Llena de la Garganta (2599 m) y Llena del Bozo (2566 m).

La Cleta.

Rebasamos un portón para el ganado (cerrarlo tras vuestro paso).


Comenzamos a ascender por una amplia pista hormigonada.


Vadeamos el arroyo al llegar a los Llanos de Napazal, donde vemos claramente la trilogía de los Picos de la Garganta de Aísa.


Subimos por el camino bien indicado que lleva al Aspe.


Nos aproximamos al estrecho paso que permite el acceso al mundo pétreo que se esconde allá arriba.


Superamos un estrecho pasillo empinado entre rocas, alcanzando la parte superior.


Ganamos altura a través del sendero que conduce al Aspe por esta vertiente.


Más arriba el paisaje cambia drásticamente, del color verde, al calcáreo gris que identifica esta zona. El pico de Aspe irrumpe con fuerza, destacando al NE.


Caminamos por un universo caótico, donde la roca muestra su poder hegemónico y predominante.


Hay que ir atentos a los hitos, que diseminados por las rocas van señalando el camino. En un punto, y donde el gris da paso al color ocre de la roca, dejamos el sendero que conduce al Aspe, desviándonos a la izquierda (NO) en dirección a la Llena de la Garganta.


Ahora nos elevamos de forma brusca por un empinado canchal que pondrá a prueba nuestra resistencia. Realizamos un flanqueo en dirección a un contrafuerte que se descuelga de la montaña, mostrándose como la zona más débil que existe en este punto.


Tras una breve y sencilla trepada que permite superar el contrafuerte sin apenas dificultad, nos situamos por encima de la muralla sur de la montaña, aquí nos elevamos al NE al encuentro con la cima.


La parte final nos lleva, siguiendo los hitos y por fuerte pendiente, a nuestro primer objetivo.

Llena de la Garganta (2599 m).
Ponemos pie en la primera de las montañas que vamos a subir en esta jornada.


Al este observamos el Aspe, la montaña más alta y codiciada del valle de Aísa.


Tras un merecido descanso en la cumbre, nos ponemos en movimiento. Nuestro propósito se centra ahora en alcanzar la cima de la Llena del Bozo, para ello, descendemos por la empinada ladera, pegados a la vertiente oeste de la Llena de la Garganta.


Hay que ir atentos, y seguir meticulosamente los hitos que han de conducirnos a la zona alta de una abrupta chimenea. Este es el punto clave de todo el recorrido.


Comenzamos a destrepar por la chimenea con cuidado.


El paso no es difícil, pero como en otros muchos casos, exige de toda nuestra atención el superar este tipo de obstáculos. En poco tiempo nos vemos ya en la base de la chimenea.


Sin apenas perder desnivel, realizamos un flanqueo por una pedrera, la cual nos deja cerca del Paso de Napazal o Brecha Wallon. La línea de color granate de la fotografía inferior muestra el itinerario que vamos a seguir para ganar la cumbre de la Llena del Bozo.


En nuestro camino a la Brecha Wallon, alcanzamos antes otra brecha con amplias perspectivas, donde destaca de manera notable la altiva figura de la montaña que acabamos de descender.


Llegados a la Brecha Wallon, obtenemos una bella estampa de la Llena de la Garganta y del trayecto realizado para bajar de ella (línea granate de la imagen inferior).


Desde la Brecha Wallon, y sin más dilación, iniciamos una agreste y dura ascensión fuera de sendero a la conquista de la próxima meta.


En la persecución de nuestros sueños aparece la fatiga, compañera habitual y vieja conocida. Una parada nos ayuda a recuperar el aliento y admirar el paisaje, antes de reanudar la marcha de nuevo.


Siguiendo unos hitos que existen más arriba, pasamos a otra vertiente, donde hallamos una estrecha faja que permite transitar a través de ella.


Caminando por la faja pudimos encontrar varios pasos posibles en el lado izquierdo de la pared. Elegimos la chimenea más factible que vimos para trepar sin complicaciones por ella, desembocando muy cerca de la cima.

Llena del Bozo (2566 m).
Excelentes vistas que nos ayudan a comprender la posición privilegiada que tenemos en este momento. La montaña más alta del Pirineo Occidental, el Bisaurín, destaca en el horizonte.


Para bajar de la Llena del Bozo elegimos otro itinerario y, paralelos al flanco este, iniciamos el descenso. Una serie de hitos nos conduce sin remisión a transitar sobre una inestable pedrera. En el fondo del valle podemos apreciar el sendero que debemos de tomar más abajo, y que ha de llevarnos a la "civilización".


Se puede bajar a matxete para coger el sendero de vuelta, pero resulta más cómodo flanquear diagonalmente a la izquierda en dirección a la Brecha Wallon.


Cercanos a la Brecha Wallon decidimos ya atajar, alcanzando el sendero que tomaremos en descenso hacia el suroeste.


Caminamos rápido por esta cuenca detrítica, animados por los metros que restamos de altura a la montaña en poco tiempo.


Dejamos atrás un rudo canchal, continuando marcha abajo y encontrándonos con un terreno más favorable, lo cual se agradece.


El camino que llevamos termina enlazando con el que nos sirvió de aproximación esta mañana.


Culminamos esta jornada montañera, refrescándonos en las limpias y frías aguas que corren por los Llanos de Napazal, antes de llegar a La Cleta, donde dejamos nuestro vehículo hace ya algunas horas.