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Cresta de Les Coves (III+/IV)


Cresta de Les Coves o de La Foradada - Serra del Cabeçó d´Or  (Comunidad Valenciana).

Cercana a la costa de Alacant, encontramos la Serra del Cabeçó d´Or (Cabezón de Oro), un lugar ideal para la práctica de la escalada y el senderismo. Los apasionados de los itinerarios por filos aéreos tienen aquí un excelente terreno de juego, existiendo varias crestas dentro de la sierra donde quemar adrenalina, sudor y algo de vértigo. Una de ellas es la Cresta de Les Coves, cerca de un kilómetro de ameno recorrido gracias a una escalada asequible sin pasos complicados, pero donde hay que prestar atención en algún tramo aislado debido a la inestabilidad y fragmentación de la roca. 

El nombre de la cresta viene dado por la inmensa bóveda subterránea de las Coves del Canelobre (Cuevas del Candelabro), una cavidad domesticada y habilitada para la visita turística. El descubrimiento de estas cuevas se atribuye a los árabes, en ellas se halla una de las bóvedas más altas de la península, accediéndose a ellas a través de un túnel abierto durante la Guerra Civil por las tropas republicanas. En dicha contienda este lugar sirvió de refugio y fue utilizado como polvorín, habilitándose tres plataformas metálicas para la construcción y montaje de los motores del avión ruso Polikarpov I-16, conocido coloquialmente como "Mosca".  

ACCESO

Desde la localidad de Busot, tomar la carretera en dirección Xixona para llegar a un cruce, aquí coger la indicación hacia las Coves del Canelobre, subiendo por la carretera que culmina en un pequeño parking que se encuentra dentro del recinto de la cueva. Es preferible estacionar un poco antes, en un aparcamiento más grande que veremos en una pronunciada curva a la derecha (Pla de la Gralla), desde aquí andaremos unos 600 metros por la carretera hasta alcanzar el recinto de la cueva, donde iniciaremos la actividad.

INFOTOPÍA

Distancia total
3,3 kilómetros.

Desnivel
350 metros.

Tiempo
4 a 5 horas para la actividad completa.

Material
Cuerda, cintas exprés, media docena de katxarros (friends) y cintas o cordinos largos. Pies de gato opcionales.


Cresta de Les Coves o de La Foradada (III+/IV).

Coves del Canelobre

Desde la entrada a las cuevas, continuamos al sur para dar con un sendero que zigzaguea en descenso, y que va en paralelo a la cara oeste de la cresta que vamos a realizar.


Más abajo, y cuando las paredes pierden altura, tomamos una vira ascendente que nos mete de lleno en la cresta.


El principio es ancho y fácil, hasta llegar a un paso estrecho, que obliga a trepar por encima de un agujero en la roca de dudosa resistencia a nuestro peso.


Alcanzamos un pequeño espolón rematado por un corto muro vertical surcado por una fisura. 


Solventamos sin contratiempos el paso más difícil que vamos a encontrar en el día de hoy (III+/IV). No hará falta utilizar la cuerda si nos movemos con soltura en este tipo de terreno.


A continuación, la cresta se ensancha y permite ir caminando. Más adelante, pasaremos por encima de El Forat (un enorme agujero que atraviesa la montaña de lado a lado), hallando seguidamente un pequeño espolón de fácil superación.


Continuamos por el filo, con unas vistas vertiginosas y espectaculares hacia ambos lados.


Llegamos a un punto en el que se aprecia la parte más estrecha de la arista y que precede a una altiva torre calcárea.


Estamos ante la zona más afilada y aérea de todo el recorrido. Nos encordamos para escalar la estrecha sección de roca de dudosa consistencia (fácil, pero expuesto), lo cual obliga a moverse con bastante precaución.


La aventura sigue. Ahora toca superar una torre de una treintena de metros, su escalada (IIIº), más franca y compacta que la del anterior filo aéreo, se desarrolla a través de grandes bloques de roca.


Alcanzamos la zona superior de la torre, donde aprovechamos para descansar y echar un vistazo atrás, observando una parte del recorrido realizado.


En la fotografía siguiente vemos más en detalle la sección estrecha y aérea de la arista (parte inferior de la imagen).


Las dificultades han terminado. Recogemos la cuerda y caminamos hacia el norte, la impactante imagen de la cara oeste de la Torre de Paiju nos acompaña.


En el collado que hay antes de ganar la cima de la Torre de Paiju, giramos a la izquierda (oeste),
 iniciando el incómodo descenso que nos espera.


Lo que nos queda hasta enlazar con el camino del PR-CV 2, y a través del cual se llega al aparcamiento, es de traca. Haremos un descenso a matxete memorable, donde no faltarán los derrapes al límite del castañazo, arañazos por doquier, caídas polvorientas e infernales y un sinfín de blasfemias no aptas para un público menor de edad. Todo un compendio de lo que puede ser un descenso breve, pero txungo de pelotas, uno más de los que se estilan por estas tierras levantinas. 
Más tarde, y en frío, todo lo sufrido se ve de otra manera, cuando al tomar al asalto la barra de algún bar, y entre birras y cachondeo, vamos contando las "mejores jugadas" del partido". 

No tenemos remedio. C´est la vie!.